Dentro de ellos, muy profundo, se va creando el propio universo de ese niño, nuevo y único. El adulto que lo acompaña y sostiene en ese camino es quien lo habilita a encontrarse con el mundo que lo rodea.
Sentir es inherente a todo ser humano, es parte de crecer. Expresar, reflejar, revelar es poder abrirse para contar o llorar lo que me pasa. Por eso, cuando un niño quiere expresarse es importante poner el SENTIR en palabras, ayudándolos a encontrarlas.
Por esto este proyecto resulta un recurso muy útil para trabajar esas sensaciones y sentimientos que el niño explora a diario pero que muchas veces no logra expresar.
Por lo cual es importante y fundamental poder alfabetizar en las emociones y es donde el libro tomará un gran protagónico siendo el nexo en esa construcción temprana de la palabra y del poder nombrar lo que me pasa.
En este aprendizaje poco a poco iremos creando una “conciencia afectiva” la cual será una herramienta primordial para la vida, que el niño sea consciente de lo que vive y siente lo hará más independiente, autónomo y contará con la claridad de la palabra a la hora de manifestar todo lo que le pasa, lo bueno y lo malo.